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Jueves, 17 Enero 2019 09:08

Cuadro Conmemorativo

Resonancia del Año Jubilar  Beata María Catalina 

Cuadro Sor Magdalena

Creación Artística Sor Magdalena Ríos, Sierva de María

La pintura se originó de la idea de presentar en cuadro, rasgos de contemplación del carisma de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, vivido en nuestra Beata María Catalina, en actitud de adoración y servicio.

La Beata María Catalina es un ejemplo destacado, entre tantas Siervas de María, que hemos querido resaltar con ocasión del Centenario de su muerte, acaecida el 10 de octubre de 1918.

En cada trazo un poco de su alma

Dándole el valor de recuerdo conmemorativo, a quedar como obra de arte del centenario de su muerte, en Consejo General se trató la posibilidad de realizar una pintura. Quién mejor que una Sierva de María, para alcanzar el noble objetivo de ver en un cuadro, el espejo del amor hecho donación? Por referencia de Madre General, Alfonsa Bellido, se pensó en Sor Magdalena Ríos, conocida por su don artístico de pintura.

Pintar el cuadro la puso en ocasión de vivir una experiencia de fe; supuso hacerse a una vivencia de oración y más estrecha comunión con el Instituto. En esta línea, inició un diálogo de hermana a hermana con nuestra Beata María Catalina.

En clima de contemplación unió la elaboración de su trabajo a las intenciones que se le han encomendado al Señor por intercesión de Maria Catalina:

Puesta a la obra, se sintió identificada una vez más con la escena del Lavatorio de los Pies, que ya anteriormente había pintado y bordado. De modo que el cuadro guarda el secreto de toda una espiritualidad elaborada en distintos momentos. Una espiritualidad moldeada en varias creaciones y perfeccionada con el toque de la celebración del centenario de la muerte de María Catalina.

Lo que aparece plasmado como pintura al óleo, recoge los rasgos de la adoración y servicio de María Catalina; resumen del sueño de cada Sierva de María, de tener frente a sí a Cristo mismo, presente en cada enfermo asistido.

El cuadro exhala el incienso de las horas dedicadas, los sentimientos impresos en la tela al óleo, de la fe de Sor Magdalena en Jesús y del amor de veneración que profesamos todas a nuestra Hermana, quien pasó su vida al modo que se ve en el cuadro: a los pies de los enfermos en la contemplación de Jesús .

De pincelada a pincelada

Nos cuenta Sor Magdalena que, el encargo recibido de pintar a María Catalina, en la escenificación del ejercicio del carisma, se convirtió para ella en un binomio: de la contemplación iba a la pintura y de sus trazos en la tela iba al alma de María Catalina, en la interpretación del significado de aquellas palabras de Jesús: lo que a un enfermo hiciste, a mí me lo hiciste.

De pincelada a pincelada, se trazó un trecho acortado con el ofrecimiento de la Eucaristía, la comunión, el tiempo, la oración, visitas al Santísimo, actos de piedad, cansancio, dificultades y sacrificios. Mientras pintaba se congregaban en su mente las Madres, Hermanas, personas y enfermos confiados a su intercesión, conocidas y desconocidas, a quienes dedicaba su arte.

Así que bien se puede considerar el tiempo dedicado a esta obra como momento de encuentro, de contemplación, de sensibilización.

Una vez terminado su trabajo, hace entrega del cuadro a la Curia General, con esta aclamación, que también hacemos nuestra: Gracias, María Catalina por amar intensamente nuestra Congregación, con gozosa pertenencia a ella, y por ser modelo y ejemplo de vida para todas tus Hermanas.

De este modo, la inspiración, viajó hasta la comunidad de Puebla, México y cayendo en manos de Sor Magdalena, la idea circuló por entre sus pinceles y he aquí el regalo de su alma enamorada de Jesús, amante de su vocación de Sierva de María, identificada con su Congregación.

Que a la vista de este cuadro, suceda a cuantos lo contemplen, lo que le sucedió a Sor Magdalena al pintarlo: encomendarse a su intercesión, acercarse más a la Beata María Catalina e invocar frecuentemente su ayuda.