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Siervas de Maria

bANNER

Padre Gabino Sánchez Cortés y Padre Angel Barra Pardos, Agustinos Recoletos

DOS INSIGNES COLABORADORES

 Junto a Madre Soledad, desde el inicio de la Congregación y en la consolidación de la misma, juegan un papel primordial dos insignes sacerdotes:

 Padre Gabino Sánchez Cortés

8 P. Gabino

 

 

                                                                                                                                                                                                                               

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Nació en Ibdes, Zaragoza, el 18 de Febrero de 1810. Vistió el hábito de Agustino Recoleto en Alagón cuando contaba 16 años. En 1835 se vio obligado a huir del claustro por revueltas revolucionarias.
  • El 15 de Noviembre de 1856, ante la insistencia del Emmo. Cardenal Bonel y Orbe, se hace cargo de la Congregación. Establece a Madre Soledad en el puesto de Superiora General, en Madrid.
  • Enérgico, prudente y de gran experiencia de vida religiosa, supo vitalizar el Instituto tanto espiritual como económicamente.
  • Con Madre Soledad, elabora un Reglamento para organizar la vida de las Siervas de María. En 1857 es nombrado Capellán de las Agustinas Recoletas del Monasterio de la Encarnación. Confía al P. Ángel la dirección de las Siervas, pero mantiene hasta 1888, el cargo de Director de las mismas.

 Padre Ángel Barra Pardos

9 P.Angel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nació en Used, Zaragoza, el 3 de Septiembre de 1809. Profesó como Agustino Recoleto el 18 de Febrero de 1830. El 27 de Septiembre de 1858 es nombrado Administrador y Director inmediato de las Siervas de María en Madrid. En este cargo, dio pruebas de experto timonel, conduciendo a las Siervas por los mejores mares, durante 23 años.

  • Consagró todas sus dotes, sus facultades y su existencia a la consolidación, aumento y esplendor del Instituto. Empleó su peculio en comprar para las Siervas, la casa de la Calle de Arango y trabajó lo indecible para que se construyera la Casa Madre en Madrid.
  • Instaladas ya en Chamberí, murió como un santo el 26 de Mayo de 1884, rodeado de las Siervas con quienes por espacio de tantos años se había identificado y quienes lloraron su pérdida como la de un padre.
  •  De él dijo Madre Soledad: "En el corazón de todas nosotras vive y vivirá siempre la memoria del amoroso Padre de nuestra Congregación".  (Tomado del estudio histórico de, Juan Antonio Zugasti, La Madre Soledad Torres Acosta, Salamanca, 1978, pág. 301).